Lucía está enfadada porque es otoño. Los que la conocen, saben que no le gusta nada el otoño, que a veces lo odia. Pero ese día decidió ir a dar un paseo para ver si así se despejaba un poco. Para animarse, se arregló un poquito y cogió la muleta en lugar del andador. Que nadie diga que no lucha contra sus enfados. En plan friki, se puso un solo pendiente y la gabardina nueva (nueva para ella, vieja para su hermana, que siempre le regala su ropa). Finalmente, para hacer el ritual completo del buen rollo, que suele funcionar, regó su planta, la única de su casa, la que le regaló su gran amigo de Fb (confía en que ésta dure más que las otras).
En la calle había sol, pero muchas nubes. Se sentía contenta y se dirigió hacia la avenida, ancha y soleada, perfecta para caminar, y para sentarse un rato en un banco. En ese momento de optimismo, olvidó que había una subida bastante pronunciada para ella y su muleta.
El funeral fue muy sentido, pero más que eso, atónito y desconcertado. Yo puse sobre la losa la planta de su amigo de Fb. La que nunca crecía pero tampoco se moría. Ellas se protegerán.