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lunes, 13 de enero de 2025

42. UN ELECTRODOMÉSTICO



Cuando yo era pequeña, segunda mitad de los años 40, no había electrodomésticos, pero sí máquinas y personas sustitutivas. Por ejemplo, a la nevera se la llamaba fresquera, y enfriaba las cosas gracias a unos grandes bloques de hielo que unos hombres en tartana traían a mi casa.

La ausencia de la lavadora fue muy importante para mí. Cuando me hacía pis en la cama, o sea casi todos los días. mi madre formaba en fila al servicio delante del lavadero, aquél pedazo de granito sobre el que había que frotar y luego aclara bajo su gran grifo abierto, por supuesto siempre con agua fría. Yo cogía aquella gran sábana blanca mojada, pasaba con ella delante de todos e intentaba, primero, que el jabón de tajo me cupiera en la mano, segundo, restregar bien, y tercero oír la voz llena de pena que se dirigía a mi madre: "Señora, por favor, que ya está. Luisita lo ha hecho bien, terminamos nosotras..."

Imaginad lo que fué para mí la primera lavadora, enorme y redondeada, muy diferente a las actuales. Bueno, y el dejar de hacerme pis, por fín.



40. RELATO CON LAS PALABRAS: BANCO, PLANTA, PROTECCIÓN

 


Lucía está enfadada porque es otoño. Los que la conocen, saben que no le gusta nada el otoño, que a veces lo odia. Pero ese día decidió ir a dar un paseo para ver si así se despejaba un poco. Para animarse, se arregló un poquito y cogió la muleta en lugar del andador. Que nadie diga que no lucha contra sus enfados. En plan friki, se puso un solo pendiente y la gabardina nueva (nueva para ella, vieja para su hermana, que siempre le regala su ropa). Finalmente, para hacer el ritual completo del buen rollo, que suele funcionar, regó su planta, la única de su casa, la que le regaló su gran amigo de Fb (confía en que ésta dure más que las otras).

En la calle había sol, pero muchas nubes. Se sentía contenta y se dirigió hacia la avenida, ancha y soleada, perfecta para caminar, y para sentarse un rato en un banco. En ese momento de optimismo, olvidó que había una subida bastante pronunciada para ella y su muleta.

El funeral fue muy sentido, pero más que eso, atónito y desconcertado. Yo puse sobre la losa la planta de su amigo de Fb. La que nunca crecía pero tampoco se moría. Ellas se protegerán.

lunes, 30 de diciembre de 2024

39. PERDÓN

 El perdón es una virtud importantísima, pero difícil. Hay que tener muchas características "previas" para saber o poder perdonar.

Sabe perdonar la gente generosa, empática, que se ha perdonado a sí misma previamente.

Sabe pedir perdón la persona humilde, comprensiva, que no ha sido consciente de su falta, no sabía que la iba a cometer.

En ambos casos hay que saber muy bien qué es el perdón y hay que haberse perdonado a sí mismo de verdad muchas veces.

Hay que saber que los humanos somos todos iguales. Ni esconderse tras los árboles, ni levantar la cabeza por encima de los demás.

sábado, 28 de diciembre de 2024

38. BAILE

 

Paró la música. En breve, cerraba la discoteca. Luis y Luisa se acercaron a la barra.

--No sabía que bailaras tan bien, Luisa.

--Lo mismo digo, Luis.

--¿Qué quieres tomar?

--Agua.

--¿Cómo, agua? Tómate un cubata, mujer.

--Sí, pero un cubata lleva a otro y se hace muy tarde, demasiado tarde.

--¿Eso tiene alguna segunda lectura?

--Sí, que no me interesas, Luis

Y con el botellín de agua en la mano, ante la cara atónita de Luis, desapareció.

37. CONVERSACIÓN ENTRE EL SOL Y LA LUNA

 

Hay unas pocas horas en el día, que no recuerdo cuáles son, en que el sol y la luna coinciden en el cielo, o sea, que los puedes ver a los dos.

Aquél día en concreto, los dos estaban enrojecidos, como a punto de estallar. Estrella, que era bruja, desde su ventana y con el telescopio nuevo, los oía perfectamente:

--Que te vayas de una vez, ridícula, que ahora me toca a mí.

La luna se reía, porque estaba en cuarto creciente, aunque ya muy pálida:

--Mira el envidioso, que se cree el astro más importante de la galaxia...

--¡Y lo soy! Lo soy, al menos hasta que el cambio climático o cualquier otro desastre venidero cambie todo esto!

--Y tú, tan majestuoso, te crees todas esas bobadas...

(Ella también se las creía, pero no podía quedarse sin decir la última palabra).

El sol con el ceño fruncido, comenzó a soplar, acudieron un tropel de nubarrones y taparon a la luna. También, en unos minutos, taparon al sol, pero se quedó tranquilo. Cuando se fueran las nubes, estaría de nuevo él solo en el firmamento.

36. CONVERSACIÓN TELEFÓNICA

 

Mónica leía tranquilamente en su sillón extensible. De súbito sonó el maldito móvil; (acuérdate de no decir "sí", pensó, con más fastidio todavía)

--Dígame.

--Le voy a hacer una oferta que no podrá rechazar

--Claro, y yo se la mejoraré en dos minutos

--No, pero verá...

Mónica alzó la voz:

--Mire es Vd. la llamada nº trece de hoy, y como el número da mala suerte, le voy a bloquear ahora mismo.

Colgó, resopló, miró por la ventana y luego siguió leyendo, menos tranquila, pensando en este mundo absurdo en que vivimos


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Curso de escritura AFDA. (Sin fecha)



35. CONVERSACIÓN ENTRE UN ÁRBOL Y UN PÁJARO

El árbol se quejaba por sostener entre sus ramas el nido del pájaro sin recibir recompensa, y el pájaro le contestó:

--Querido amigo, no te quejes, pues procuré construirlo en las partes duras, no en la rama fina, sino en sus principios, que suelen ser de madera.

El árbol se soliviantó:

--Pero no dejas de ser un intruso en mi organismo... !fuera!

El pájaro gorjeó, como riéndose:

--Pero qué egoísta... sabes que no te peso apenas nada, y sabes también que la naturaleza...

El árbol, con rabia, agitó fuertemente sus ramas, tratando de que el pequeño nido cayera al suelo:

--¡No me importa nada de lo que digas! ¡¡Fuera!!

Y por fin, el pequeño nido cayó al suelo. El pájaro acudió rápido a ver si había sufrido muchos desperfectos. Luego miró serenamente hacia el árbol:

--Sólo tengo una ventaja sobre tí: yo puedo volar.

Y majestuosamente echó a volar hacia el infinito.


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Curso Escritura AFDA, novbre. 2004

sábado, 16 de noviembre de 2024

34. A TRAVÉS DEL ESPEJO. 2.

 



Estaba dormida, y no se dio cuenta. Pero cuando despertó, quiso levantarse y caminar, y no podía. Alrededor de la cama había un muro invisible y poderoso, como un cristal, que no la dejaba llegar a su vida conocida.

Miró a su alrededor y, para su sorpresa, el panorama visible tampoco le era desconocido. Se sentó en el suelo para observar pacientemente, ya que no podía hacer otra cosa.

Y se fue dando cuenta de que, al otro lado del espejo, estaba todo lo que ella había querido siempre olvidar:

Las terribles peleas entre ella y su hermana, que las dejaban exhaustas,

Cuando ella acusaba de algo a las tatas, y mamá les echaba grandes broncas y, por la noche, ella las oía llorar en su cuarto. Con gran culpa, como siempre, eso sí.

Aquella terrible tarde en que dejó al otro lado de la puerta a su abuela, haciendo como que no estaba en casa. La abuelita era coja, no podía andar sola. No había móviles aún. El recuerdo de lo que haría su abuela aún la persigue. Pero lo que más la impresiona es que, al día siguiente, era como si no hubiese pasado nada. La abuelita estaba en su casa. Nadie dijo nada nunca.

Al otro lado del espejo sólo se veía lo ocurrido en aquellos momentos. Con el sufrimiento que le habían causado toda su vida.

¿Por qué existen los otros lados del espejo?


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Curso de escritura AFDA (4/11/2024) 

32. LO QUE MÁS SE ECHA EN FALTA



En su infancia, su madre apenas la tocó, ni siquiera la peinó o la ayudó a ducharse. De bebé, tenía lo que se llamaba amas de cría, porque su madre no le podía dar el pecho. Y las amas también se encargaban de ella en todo lo demás: vestirla, cambiarla, bañarla, echarla a dormir, casi siempre con un contacto frío e impersonal.

  Luego, cuando creció, si se le ocurría ir a darle un beso a su madre, ésta ladeaba la cara y ofrecía una seria y fría mejilla. Por ejemplo, nunca pensó en echarle los brazos al cuello. Creo que éste fue el origen de su rechazo a que la tocaran. Rehuía el contacto físico. Sólo la tata Valentina podía hacerle las trenzas, puede que sus anchas manos le transmitieran cariño y paz. Luego, a los hermanos que fueron llegando les dejó claro que no le gustaba que la tocaran. Y claro quedó. Lo malo es que dura hasta hoy.

En sus tiempos de colegio, las monjas enseñaban esa misma actitud, "no se toquen", "niñas, sepárense vds.", y sólo eso le facilitó un poco la dura estancia.

Ni siquiera daba la mano a la hora de saludar a alguien, su padre la tenía que ayudar. Ahora comprendo que tuviese fama de dura y huraña, de orgullosa.

Más tarde, una noche llegó el agujero negro de su vida, la violación. No se lo dijo absolutamente a nadie, guardándose el horror dentro de sí. Y, curiosamente, con aquella herida eterna, a ella que es la persona más rara que he conocido, le fue naciendo el interés por el contacto físico. Se fué volviendo afectiva, cariñosa. Las personas que la conocían bien se asombraron un poco, pero quisieron comprender que se estaba haciendo una "persona normal".

Ahora, en su vejez, ella suspira por un beso de cariño, un apretón de manos, el cogerse la mano en medio de una conversación emocionante, un abrazo verdadero, un pasar el brazo por los hombros, una caricia cariñosa. En fin... todos los gestos de cariño, del contacto afectivo.

Es lo que más echa en falta, en la última etapa de su vida.


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Curso de Escritura Creativa AFDA. Otoño 2024.

sábado, 19 de octubre de 2024

31. MI OBJETO MAS VALIOSO

 


No tengo objeto valioso. 

Si habláramos de personas, sí, claro:

Mis hijos.

Mis nietos

Mis amigos.

Los mendigos a los que siempre doy algo con cariño, porque me recuerdan que la vida puede cambiar en un segundo.

Pero, ¿objetos? 

¿y qué tienen que ver los objetos con las estrellas, los planetas, los árboles, el horizonte, la muerte?..


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(CURSO ESCRITURA AFDA. 30/09/24)

30. DANUBIO AZUL

 En aquella época, 50-60s, muchos veraneábamos en el Balneario de Panticosa, una de las bellezas del Pirineo aragonés. La vida no me ha dejado volver más, pero lo recuerdo a menudo. Aquellas cumbres nevadas, el precioso lago, quieto, frío y cristalino, el mirador, el ambiente novecentista y elegante de sus edificios, sobre todo el Casino y el Gran Hotel. 

En ellos, un maravilloso trío de hombres mayores al piano, violín y violonchelo, tocaban valses y tangos, trozos de ópera, sonatas de Chopin; el tipo de música que permitiese conversar (bajito, por supuesto, no como ahora). Lo hacían en las comidas (y creo que cenas, no recuerdo bien). Si hacía buena noche, también tocaban en la terraza del casino. Y si no, en las salas del interior, música diferente, más animada, que permitiese bailar.

Cuando aquella familia comenzó a pasar los veranos en el Balneario, ya sin mamá, Violeta tenía 12 años y le daba vergüenza todo. Por ejemplo, había en su pandilla chicos atrevidos a los que les gustaba bailar, y a ella le daba terror pensarlo. 

Un verano de ingrato recuerdo, a Violeta le llegó la regla por primera vez en el Balneario. Menos mal que las camareras del hotel eran encantadoras y le contaron y explicaron. A papá, cuando fue a explicarle, casi le dio un infarto.

El problema, o no sé coḿo llamarlo, fue que al día siguiente, había baile en el Casino, y Violeta ya bailaba, sobre todo con Manolo, que le gustaba a papá porque era el hijo mayor de su mejor amigo. Así que Violeta no podía ni insinuar el no ir esa noche al baile.

Trató de tranquilizarse, una camarera muy simpática la maquilló un poquito, se puso una enagua y dos bragas debajo del vestido largo. (En el Balneario, en aquellos lejanos tiempos, íbamos muy elegantes). Creyó que así protegía bien aquella enorme y maldita compresa de tela.

Llegaron todos, los padres se sitúan en la zona del bar del casino y comienzan a animar a sus ruborizados hijos. El trío llamado orquesta, como siempre, atacó el Danubio azul. Manolo, como un rayo, se acercó a Violeta y la cogió de la mano. Empezó a atacar los dos pasos y vuelta, dos pasos y vuelta, cada vez más deprisa, agarrándole fuerte la cintura. Lily casi volaba.

De pronto, la gente empezó a rumorear. Por el suelo también bailaba el Danubio azul una compresa de aquellas de tela. No diré de qué color.

Violeta ya no volvió más al Balneario.


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CURSO DE ESCRITURA AFDA. (30/09/24)

sábado, 14 de septiembre de 2024

27bis. LO QUE NUNCA ME PONDRÍA

 


Nunca me pondría un sombrero, porque mi madre siempre, siempre llevaba sombrero, y no me dejaba tocarle el pelo.


Tampoco me pondría un bikini.En realidad, soy muy antigua, y en la época más feliz de mi vida llevábamos bañadores con faldita.


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Curso de escritura creativa AFDA. septiembre 2024

27. LA ROPA Y YO




No tengo una prenda de ropa favorita. Toda la ropa del mundo me ha dirigido la vida siempre, para lo bueno y para lo malo. Adoro la ropa. Toda.

Buenos, podemos hacer la excepción del gran mantel de encaje antiguo de mi abuela, que heredé de mi madre en un paquete antiguo de celofán sin abrir, porque ella, con lo que era, no se había atrevido nunca a usarlo. Y ahora lo he puesto en la mesa del salón de mi piso nuevo y me emociono cada vez que lo veo.

Por qué esa manía de preservar las cosas de casa, de no usarlas, de guardarlas en la oscuridad de los altillos, de los cajones? Aparte de poder tener el horrible síndrome de Diógenes, es no saber disfrutar de la vida. En mi opinión, claro.

Si nos referimos a la ropa de vestir, es mi perdición. Soy de esas mujeres que tienen que salir a la calle perfectas, que estar en casa perfectas. Conforme a su estilo personal, claro. Recuerdo mis 14-16 años, estaba enamorada de todo lo francés (y sigo) y llevaba medias negras tupidas y faldas de vuelo floreadas, con un jersey negro de cuello alto, al estilo de Juliette Greco. Y era superfeliz.

Luego empezaron los problemas porque yo quería todo lo que me gustaba, que era mucho, buscando como una loca mi propio estilo, y cuando veía a mi padre predispuesto, decía: --He visto un jersey maravilloso en Carrión, pero creo que era un poco caro... Mi padre siempre me interrumpía igual:

--De dinero no se habla, es de mala educación. Que lo manden a mi cuenta y ya está.

Y justo así comenzaron todos los graves problemas que la ropa ha causado en mi vida. Aunque no os lo creáis. Pero esa es otra historia.



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Curso de escritura creativa AFDA Aragón. Septiembre 2024.

martes, 3 de septiembre de 2024

26. ESO JAMÁS LO DUDES

 


--Eso jamás lo dudes, me dijo muy seria y a la vez alterada mi amiga Mariví, como enfadada conmigo, cuando normalmente iba de dulce y conciliadora.

Pero ese día, nunca se sabe cuándo ni cómo ocurren las cosas, me alteró por dentro y le contesté:

--Mira guapa, esa frase es de las que nunca se pueden decir, ¿quién eres tú para ordenarme a mí que dude o no dude de algo? La duda forma parte del ser humano, te diría que del universo, ha sido origen de guerras y desengaños... sobre todo, es de muy mala educación hablar así a los demás, ordenando.

La pobre estaba estupefacta.

--Pero yo no creía... no sabía que era tan importante decirte que no dudaras de que mi Antonio me adora.

En ese momento sonó mi móvil dentro del bolso. Metí la mano y lo apagué. Era Antonio, para quedar luego.


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Curso escritura creativa AFDA (agosto 2024)

25. A TRAVÉS DEL ESPEJO. 1.



Al mirarme en el espejo, al otro lado me asaltó una cara que me parecía conocida, que me sonaba a alguien.

Me detuve un momento para mirarla mejor, me daba curiosidad, una sensación que no había experimentado hace muchos años, creo.

Últimamente había decidido tomarme la vida en plan ni fu ni fa, total qué más dá, sucederá lo que tenga que suceder y aburrimientos de ese estilo. A veces la edad es lo que tiene.

Mientras tanto, mi reflejo en el espejo me miraba atentamente. ¿He dicho mi reflejo? Qué tontería, si no tiene nada que ver conmigo. Bueno, un aire... Para comprobarlo, empecé a hacer muecas, a sacarle la lengua. Ella permanecía inmutable. Qué cosas.Pero la verdad es que no me dió miedo en ningún momento. ¿Por qué me tenía que dar miedo una cara en un espejo?

Empecé a encontrar alguna pequeña similitud entre las dos, aunque ni yo me lo creía, al principio. Ojos oscuros: sí. Labios finos: sí. Arrugas y manchas, sí. Levanté una mano y ella levantó la misma. La apoyé en el cristal, y ella la apoyó sobre la mía, como en las películas.

Ahí me empecé a mosquear. Si no éramos iguales, si yo era un desastre y ella era..., no sé, tenía un halo... un halo que yo descubrí en ese momento que le envidiaba, y me quise retirar del espejo. Ya valía de experimentos.

Le eché un último vistazo y entonces ocurrió algo. Ella sonrió, alargó los brazos hacia mí, y desde entonces vivo al otro lado del espejo.


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Curso de escritura creativa AFDA (Agosto 2024)

24. UN VIAJE INOLVIDABLE

 


Se acababa de morir mi madre, y yo estaba mucho más rara de lo normal.

Mi padre, conmigo, nunca dejó de ser el más generoso del mundo, y un día me dijo que hiciera una maleta más o menos grande, que nos íbamos a muchos sitios, él y yo. Me puso nerviosa, pero no me dejó preguntar, sólo me señaló la maleta.

La hice, claro, con la ayuda de las tatas Anselma y Valentina, que se habían convertido en mamás sustitutas, y menos mal.

Y un buen día aquél magnífico tren paró en la Gare du Nord, ¡en París! Mi ciudad favorita del mundo.

Aparte de las maravillas de París (nunca olvidaré la subida a la Tour Eiffel, ni le Sacre-Coeur, ni Montmartre, ni los bateaux-mouches deslizándose por el Sena), unos días más tarde volamos a Bélgica. En Bruselas para entonces se celebraba aquella maravillosa exposición del Atomium, en el que también estuvimos por dentro, en sus restaurantes y exposiciones, cenando en plan de mayores.

De Bruselas pasamos a Gante y a Brujas, dos ciudades mágicas que no olvidaré nunca. Para finalizar, Niza y Venecia, también inolvidables, como todo el mundo sabe. No me siento capaz de describir más este viaje.

Y el más inolvidable, mi padre.



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Curso de escritura creativa AFDA. 19 agosto 2024.


sábado, 27 de julio de 2024

23. LA FELICIDAD

 


Creo que le tengo manía a la palabra felicidad. Porque todo el mundo habla maravillas de ella, o la desea, o la añora.

Pero si te llega un momento feliz, que la mayoría son eso, momentos, posiblemente no puedas definir lo que estás sintiendo. Y un tiempo después, pienses con añoranza: "qué feliz fui cuando..." o "ese tema creo que me produjo algo de felicidad".

Yo sé lo que es, la paz, la serenidad, el cariño, la alegría, la comunicación, la amistad...

Pensándolo, puede que la felicidad sea el conjunto de todas ellas.



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Curso de Escritura AFDA. Julio 2024

22. SUPERACIÓN DE UN CÁNCER

 

Cuando Vicente recibió la noticia de que su operado cáncer de próstata ya no existía, le salió del alma la siguiente frase:

--Cómo mola estar aquí, me encanta este sitio.

Efectivamente, el hospital era luminoso y agradable, tenía jardín para pasear. Pero las reacciones emocionales son imprevisibles, por ejemplo yo no me hubiera referido nunca al hospital sino a mi casa, a la maravillosa vuelta a casa liberada del odiado enemigo.

Enemigo insidioso, que puede volver siempre y de hecho muchas veces lo hace, siempre más grande, o en otro lugar de tu cuerpo y sin avisar.

Yo tuve un tumor canceroso en el útero, y mi familia no quiso decirme nada, porque estaba embarazada y lo primero era el niño. Que ya sabíamos que era niño, y se había convertido en un morlaco de 4 kg y pico, el tercero de mis hijos.

En el parto, el ginecólogo me puso anestesia general, me sacó a P. vivo, aunque con el cordón enrollado al cuello (susto final). Días después volví al quirófano, donde sin decir ni mu me quitaron matriz y ovarios, con el tumor incluído. Y me dejaron con tres hijos vivos y maravillosos, eso sí.

Todos dirán que en eso es en lo que te tienes que fijar, sólo en eso, en tus tres hijos. Pero nadie te va a decir lo difícil que va a ser tu vida "vaciada", incluso sin cáncer. Por ejemplo, osteoporosis y demás hierbas malignas.

Lo peor fue cuando a mi tercer hijo, (hoy ese hombre grande e inteligente, con alma de artista) le tuvieron que operar de urgencia porque tenía cáncer de próstata... que felizmente ya no tiene.

Ahí me volvió a apresar mi maldito complejo de culpa, del que sigo intentando recuperarme a duras penas, ésa vez porque me convencí de que yo había contagiado el cáncer a mi hijo, en aquél duro embarazo. 

Pero también comprendo que siempre tenemos que tener presente que a la alegría, y sobre todo a la espontánea, nunca hay que renunciar.

Pase lo que pase.


(Para P. con agradecimiento, orgullo y amor "infinito mil", él me comprenderá)

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Curso de escritura AFDA. Julio 2024


sábado, 20 de julio de 2024

21. MI LUGAR FAVORITO

 


Mi lugar favorito ya no existe. Solo en mi cabeza y en las pocas fotos que hicimos. En aquellos tiempos no se hacían fotos más que en las bodas y eso.

Ese lugar era la torre de mi padre. Tenía un nombre, como todas en aquellos tiempos, pero curiosamente lo he olvidado. En otros sitios las llaman fincas, y cosas así más ostentosas, pero en mi infancia y en Zaragoza era la torre. Tenía una era grande, en verano venía la trilladora y se hacía todo el trigo, que terminaba en sacos, en los graneros. A un lado de la era, quedaba una montaña grande de paja, a la que me encantaba subirme. Enseguida alguien me bajaba y me sacudía. No, no una torta ni nada, sino las pajillas que se me habían metido por todas partes y que me seguían picando a lo largo de la tarde.

La torre estaba cercada por setos de plantas por algunos sitios, muretes de cemento y vallas de espino en otros. Se entraba por la verja que se abría a un caminillo bordeado de pinos, en el que sólo cabía un coche, o el carro con los sacos de trigo, o la tartana de Santiago, el torrero, que por las mañanas iba al barrio y a nuestra casa, a repartir la leche de las vacas.

En primer lugar, a la derecha, estaba la pérgola, con un león grande de piedra, que te recibía, casi siempre pintado de verde. Afortunadamente, tengo una foto. La mejor foto de mi vida, con trenzas y calcetines, sentada encima de mi querido león verde. Bendito sea quien se le ocurrió hacer esa foto. No fue mi padre, él no hizo fotos nunca. Mi león y yo, dispuestos ambos para partir al infinito.

Junto a la pérgola estaba la casa de mis padres, grande, de tres pisos y los graneros. En el bajo, la biblioteca-recibidor más bonita que recuerdo, con distintos ambientes separados por columnas, y una gran chimenea en un rincón, con un banco de piedra a cada lado y almohadones de cruceta de colores. Había también dos utensilios de cobre, un atizador y otro cuyo nombre no recuerdo. Y esteras preciosas en todos los ambientes. En los pisos, me impresionaban los armarios, hechos en la pared y hondos como para desaparecer en ellos. Las camas era altas, de hierro, duras, y eso era lo único que no me gustaba mucho.

Al lado de la casa de mis padres estaban la cuadra y el gallinero. Gallinas, gallos, ocas, cerdos, caballos y vacas. Un día, por entrar al gallinero sin avisar, me mordió una oca y fue horrible. No lo volveré a hacer.

Tras una especie de paseo emparrado estaba la casa de los torreros, solo de un piso, pero también con chimenea y de todo, donde a mi madre le obsequiaban con grandes caracoladas, que a ella le encantaban y a mí me daban mucho asco, entonces y ahora.

Y por fin, mi lugar más favorito dentro de mi lugar favorito: frente a la era, había una acequia, rodeada de higueras enormes, donde un día me dejaron, con una tabla vieja, establecer mi taller de barro, cuya primera obra fue un cenicero cuadrado para mi padre, que no fumaba. Y los higos al alcance de la mano. Y enfrente de todo lo descrito, nuestro Ebro, grande y majestuoso, rodeado de arboledas adonde me escapé varias veces a abrazar a los árboles mientras observaba el transcurrir del agua.

Una sola vez en todos aquellos años, el padre Ebro se desbordó torrencialmente, e inundó la torre de mi padre por completo.

Pero esa es otra historia.



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Curso de Escritura AFDA. Julio 2024.

20. EL VERANO

 


El único verano que tuve novio, estábamos en la playa, y nos encantaban a toda la panda las noches románticas a la orilla del mar, tras una barca, dejando que la espuma de las olas mojase tus pies... Mis amigos de verano, que siempre ligaban, también eran asiduos de la noche romántica.

Pero todos opinábamos que tenía que ser un secreto entre nosotros, porque ya se sabe, los padres y tal. Y en secreto se quedó, efectivamente, hasta que, una primavera siguiente, nació mi hija, tan guapa. 



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Curso de Escritura AFDA. Julio2024