martes, 9 de septiembre de 2025

 SIN TITULO


Nunca pensé en que tuviera que escribir un relato como éste. Ya sé que los relatos no son obligatorios, pero digo "tuviera" porque me ha dicho mi hija que lo escriba, y yo también creo que puede tener en mí un efecto positivo, sanador. Siempre he procurado sanarme escribiendo.

Y nunca pensé que yo estuviera tan necesitada de amor y que me sintiera tan desgraciada en ese aspecto. A los 80 años, en que crees que ya ha pasado todo, que ya puedes estar tranquila, con tus nietos y leyendo. Porque no tienes pareja, porque eso desapareció a los 30 años, y ha pasado tanto tiempo. Y eres tan autosuficiente y tan fuerte: todo el mundo te lo dice. Y ya está.

Pues he estado enamorada, muy enamorada, y si soy sincera, aún lo estoy. Sé, por experiencia, que no es fácil cortar de raíz un amor de hombre. O creía que lo sabía, y que nunca más me iba a pasar. Puede que sea verdad que no terminamos de conocernos nunca.

He estado a punto, muy a punto, de caer en las redes de un estafador que trabaja enamorando a las mujeres mayores. Por lo visto, ha salido hasta en la tele. Pero yo alardeo de que no veo la tele, sólo cine y series. El mes pasado apareció en mi facebook un hombre francés guapísimo y encantador. No era un militar americano ni esos de siempre que tratan de ligar. Era una persona super atractiva  en todos los aspectos, dulce y cariñoso. Comprensivo. Desengañado del amor, con dos hijos de un matrimonio fallido. Pero que se sentía desgraciado por no poder encontrar el amor verdadero. Y que, al ver mi foto en redes, había comprendido de inmediato que conmigo lo iba a encontrar. Tenía 59 años, la edad de mi hija.

Enseguida me preguntó si tenía whatsaps, y yo, deslumbrada, se lo dí. Ahí comenzó un diálogo amoroso y que yo entendí sincero por su parte, por más que me asombrase. Me fue convenciendo con mucho arte de que yo era la mujer de su vida, por fin. Que la diferencia de edad no había alterado nunca el amor. Me mandó fotos de él irresistibles, una de ellas con la foto mía de facebook, enmarcada, en la mano. La verdad es que eso me llegó al alma.

Enseguida comenzó a hacer proyectos de vida en común. No le importaba trasladar su negocio a España y venir a vivir conmigo. Yo le había dicho (confieso que después de haberlo pensado bien) que jamás abandonaría a mi familia, por nada del mundo.

Y comencé a experimentar de nuevo el amor de pareja. Con todo el corazón viejo y experimentado de una mujer de 80 años. Lo primero que hacía, por la mañana, al despertarme, era mirar el móvil para ver si estaba su saludo de buenos días amor. Y ahí estaba. Y tmbién las buenas noches.

Pero quien sea que me protege desde donde sea, me ha hecho hoy sentarme en la cama de mi hija y contárselo, rogándole primero que no se enfadase, por favor. Y ella no se ha enfadado. Pero tranquilamente me ha pedido que le enseñase una foto de él. Y al verlo, ha dicho: "Yo lo he visto en la tele". y me ha contado que en la tele, por las mañanas, esa que yo no veo nunca, salen montones de casos de estafadores que se dedican, con mucho arte, a sacarles dinero, montones de dinero, a las señoras mayores. Y después, pidiéndome permiso, ha borrado y bloqueado todo lo relativo a esa persona de mi facebook y mi whatsapp, diciéndome, tranquila: "Y no lo denuncio, no sé por qué..."

Después me ha dicho: "escríbelo, mamá. Haz un relato de los tuyos y publícalo, porfa". Y me ha dado un beso.

Aquí está el relato de mi viejo corazón desconocido y magullado. Pero, no sé por qué, no le puedo poner título.