sábado, 22 de abril de 2023

AL OTRO LADO DE LA VALLA

 El toro, grande, quieto,

me observa muy serio tras la valla.

Intento mirarlo fijamente a los ojos.

Es imposible, los tiene muy separados.

No sé cómo vamos a entendernos.

Pero parece majo.

Si me coge, ya no tendré que ir al colegio.

Por lo menos en varios días.


“¡¡Rosa!!”

mi padre gritando desde el coche

“¡¡Que nos vamos!! Demonio de cría”.

 

Sin dejar de mirar el ojo derecho del toro,

me sujeto a los palos con una mano.

Levanto una pierna, luego la otra.

Me doy impulso y caigo al otro lado de la valla.