"La vida es un baile en el cráter de un volcán que en algún momento hará erupción" (Yukio Mishima).
En la reorganización de mi
biblioteca, que está resultando más difícil de lo que pensaba, de momento no he
encontrado más que un libro de Yukio Mishima: "El templo del alba",
(Luis de Caralt, 2ª ed, 1990). También lo tendré que releer, pues no lo
recuerdo en absoluto, y eso que tuve mi momento de pasión por los escritores
japoneses; por ejemplo, de Yasunari Kabavata tengo varios, y no digamos, ya en
la actualidad, mi querido Haruki Murakami, del que tengo casi todo.
Pero la frase de Mishima me
gusta. Me parece la verdad. Creo que últimamente nos han dado varios avisos de
que esto es, será, así. Yo enlazo esta frase con mi máxima de vida Carpe diem,
de Sócrates, y con algunas otras de la filosofía griega y romana, y por eso el
cráter danzante no me asusta.
Pero no sé si todos hemos sido
conscientes al mismo nivel de estos avisos de mentes preclaras. Cada ser humano
es un ente distinto, lo que, si lo miras de forma optimista, es una maravilla.
Un ente distinto que coincide se
encuentra a través de la literatura. Casi siempre a través de la literatura, según
mi humilde opinión.
Yo, por ejemplo, he encontrado la
frase de Mishima en el maravilloso libro "Herido leve: treinta años de
memoria lectora" de Eloy Tizón (Páginas de Espuma, 1ª ed., 2019).
Leer, siempre leer. Y vivir el
presente sin miedo.